Pero tal vez me equivoco.
No eras tú quien me hería ni yo quien huía. Todo es relativo.
A través de cristales y segundos y muñecos de trapo y papelitos libres...
¿Quiénes somos?
No me soporto cuando me pongo así.
Dejame simplemente la seguridad de que tus días y mis noches van a terminar cuando acabe de pulsar los botones del teclado.
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