jueves, 10 de julio de 2014

recuerdos...

en soledad recojo mis horas, sus espejos, sus colores, se suceden sin tregua 
arrodillo mi paciencia, rompo cadenas hasta hartarme, o al revés. Me pregunto si alguna vez releeré esto riendo, pensando en lo loco que fue, recuerdos; en que quise ser la compañera de tu vida aunque nunca te lo dije. En que quisiste ser el compañero de mi vida y lo dijiste. Es raro todo. Es cierto que en el fondo yo quiero (ahora) ser la compañera de tu vida y no te lo digo porque lo que no quiero es jugarme. No estoy convencida aunque sí muy enamorada. Más que seguridad siento miedo. Miedo y amor. Mucho, amor. Hasta siempre, recuerdos.

viernes, 31 de enero de 2014

Did I transfigure myself into infinite reflections? Turn up, you, unicorn! As I'm taking no opportunities of dying without fighting, I continue my incubation into something larger, stronger... Stab me with truth! My opened eyes have been always a waste, blind to the last cell. So what if I bleed my art and my ideas in pools in the Puna? Just to see their perfume in the airs, glittering, the night of a sole, whole moon. This is my inmortal place! This are my wings! Light! Rocks! Feathers out and I'm lighter.
    Because...
           Because...

martes, 12 de febrero de 2013

Desvanecer

Odio todo, cada cosa una mentira.
Así estando,
no titilando.
Lo dificil que me es
ser.


Cuando se supone que debería limpiar los cristales de las ventanas,
una y otra vez caigo en la cuenta de los juguetes violentamente rotos en el piso,
los libros, varios pavarosamente nuevos, desperdigados fuera de los estantes
donde enormes espacios vacíos esperan casi sin esperanza a otros muchos ausentes.
Sí, es verdad, por las ventanas ya no veo nada.
Y si me volteo, a la débil luz distingo más del desorden:
Miles de fotos regadas por el suelo, algunas agonizantes de tan manipuladas.
Incontables borradores pinchados en las paredes, como condenados al olvido,
o agolpándose en cajones que rebalsan de mediocridad y tardanza.
Por todos los cuartos el olor fatal de sueños muertos flotando...
Sin dudas muchos reventaron, otros se pulverizaron paulatinamente de impotencia impaciente.
Quedó solo el perfume, ese signo que indicia algo que, más precisamente, fue.
Y otros tantos cachivaches... algunos no tan destruidos ni gastados, pero insalvablemente fuera de lugar en el caos. Ese caos.

Un paso. Otro. Podría probar limpiando otro cristal primero...

Un tropezón. Otro paso.

Espejo.

Suciedad transportándose removida. Luz develante y la mitad de mi rostro, podrida. Ojos desenfocados. Manos transparentes que se borran. 

Desvanecer.
Mi cuerpo que no desea ser reflejado se camufla de oscuridad, o quizá de vergüenza...


Yo, una mentira.

martes, 1 de enero de 2013

volando...

me fumo un cigarillo (mentira)
volutas de humo me envuelven oníricamente. La belleza de las formas me remonta a un pasado ficticio, épocas enteras que creo, tan solo tomando esas mismas bifurcaciones que no pisé. Recreo mentalmente, animo situaciones. Se ensamblan, transcurren como película, guionada y representada por mi imaginación. Peculiar forma y sentidos estimulados, las plumas erizadas, el cerebro hipersensibilizado. Timbre. Portazo. Vivo sólo queda el eco de una juventud que se aburría y escapó.

domingo, 2 de septiembre de 2012

pucha


Aclara el amanecer mi cura. Pendo del silencio desenredándome en hilachas, apenas. Comprendo sin querer escuchar a eso que todos llaman corazón, y que en realidad se encuentra en mi cerebro. Defino por momentos que mis deseos son confusos y que no debo obedecerles.
Él es una imagen casi obligada, acostumbrada mi mente a hacerse fuerte, barricadas contra su imagen, orgullo listo para la guerra.
Él camina, se pasea a gusto por los pasajes secretos. Su sombra, su figura, todo lo adivino de él. No hay confusión, nada que ocurra impune en mi mente, nada que quiera dejar de explicar. Si es acerca de él, prácticamente no puede ser.
Abandono de mí, hizo en ocasiones. Olvido recomendado que ignoro, por las tardes también, tirando piedras al río de mi tranquilidad, imaginando el reflejo de sus ojos en el agua.
¿Qué puedo gritar? ¿Qué callar? Cosas que todos los que tienen acceso a mi alma pueden ver sin equivocación. Obviedades.
Que soy capaz de amar sin recibir nada a cambio, irracionalmente, incoherentemente: lo sabía. Capaz de hacerlo aún siendo prohibido, sólo me había ocurrido una vez. Renacimiento de viejos zombis que me perseguían y que ahora juegan al truco conmigo. En esta posición estática que soy perfectamente capaz de conservar, bailo. Danzo sólo mentalmente, piedra con flama adentro.
Odio, no, detesto (solamente) sentir. Sentirte así. Detesto creer. Creerte así. Creer que mi campo magnético aún te estremece. Creer que mi idea fresca acaricia tus sensaciones diarias endulzándote segundos. Odio, no, detesto creerlo así.
No juego con fuego. Aún. No quiero. No entiendo. ¿Hablarte es demostrarte que quiero que todo vuelva a ser? ¿Como cuando no lo habíamos matado? En mis sentimientos quiero ubicarme y ubicarte de un solo lado, de manera permanente. Ya no rodar de un lado a otro, es difícil. Las fuerzas, la fricción del piso, la redondez…
Quiero ubicarte y ubicarme, pero también quiero tenerte cerca. Acercarme. Acercarnos. Mirarnos y hablarnos. Caminar y salir. Compartir. ¿Por qué no se puede? Quiero amarte como amigo: así, de todas formas. Así también puedo ser feliz. ¿Qué es lo que ocurre? ¿Qué es lo que pasa contigo? ¿y conmigo?
Hasta ahora todo es raro, no todo, muchas cosas. Gritar. Callar. Fingir. Pasar. Ignorar. De vez en cuando tocar la puerta ¿Qué te pasa? ¿Qué querés de mí? ¿Qué quiero, qué necesito de vos? (¿quid de la cuestión?) ¿Me dejás obtenerlo?

jueves, 19 de julio de 2012

un pasado


Ella pasaba siempre con los ojos subidos. Nadie pensó nunca en qué cosas traería en la mente, ni se las puso a imaginar. Ella siempre solitaria contemplaba nimiedades como hojas, como si fueran maravillosamente extrañas. Y caminaba sola. Nadie la veía; cuando al recreo salía le gustaba ir como un zombi; en el mar y los ríos sociales, a contracorriente. Nadie la tenía amarrada a la soledad. Ella la prefería. Y prefería ir bajo los lapachos a mirar las flores en el piso y arriba, y en el cielo y en el piso. Prefería bajo los lapachos canturrear cuando la gente estaba lejos. Nunca nadie se enteró de eso. Ella se daba cuenta de que no era normal. Pero también se daba cuenta de que nadie se daba cuenta. Y era libre de estar donde quisiera, y de hacer lo que quisiera, en los recreos. Aun dentro del aula. No necesitaba de ellos. Ellos nunca la veían realmente; eran completamente accesorios e irrelevantes.