martes, 12 de febrero de 2013

Desvanecer

Odio todo, cada cosa una mentira.
Así estando,
no titilando.
Lo dificil que me es
ser.


Cuando se supone que debería limpiar los cristales de las ventanas,
una y otra vez caigo en la cuenta de los juguetes violentamente rotos en el piso,
los libros, varios pavarosamente nuevos, desperdigados fuera de los estantes
donde enormes espacios vacíos esperan casi sin esperanza a otros muchos ausentes.
Sí, es verdad, por las ventanas ya no veo nada.
Y si me volteo, a la débil luz distingo más del desorden:
Miles de fotos regadas por el suelo, algunas agonizantes de tan manipuladas.
Incontables borradores pinchados en las paredes, como condenados al olvido,
o agolpándose en cajones que rebalsan de mediocridad y tardanza.
Por todos los cuartos el olor fatal de sueños muertos flotando...
Sin dudas muchos reventaron, otros se pulverizaron paulatinamente de impotencia impaciente.
Quedó solo el perfume, ese signo que indicia algo que, más precisamente, fue.
Y otros tantos cachivaches... algunos no tan destruidos ni gastados, pero insalvablemente fuera de lugar en el caos. Ese caos.

Un paso. Otro. Podría probar limpiando otro cristal primero...

Un tropezón. Otro paso.

Espejo.

Suciedad transportándose removida. Luz develante y la mitad de mi rostro, podrida. Ojos desenfocados. Manos transparentes que se borran. 

Desvanecer.
Mi cuerpo que no desea ser reflejado se camufla de oscuridad, o quizá de vergüenza...


Yo, una mentira.

martes, 1 de enero de 2013

volando...

me fumo un cigarillo (mentira)
volutas de humo me envuelven oníricamente. La belleza de las formas me remonta a un pasado ficticio, épocas enteras que creo, tan solo tomando esas mismas bifurcaciones que no pisé. Recreo mentalmente, animo situaciones. Se ensamblan, transcurren como película, guionada y representada por mi imaginación. Peculiar forma y sentidos estimulados, las plumas erizadas, el cerebro hipersensibilizado. Timbre. Portazo. Vivo sólo queda el eco de una juventud que se aburría y escapó.